Que todo fluya y nada influya, la frase, contradictoria como ella misma. Va de moderna como señor de cincuenta en converse con su tatuaje de infinito en la muñeca. Contradiciéndose por la vida, como si la vida misma no fuera ya una paradoja.
Que todo fluya, un buen deseo sin necesidad de terminar la frase. Porque las cosas a veces también tienen un hasta aquí, un basta ya, un ya no más y esto no significa que hayan dejado de fluir, si no que su cause ha cambiado, que algo ha influido para que eso pasara. Se cerró la compresa, alguien puso un límite antes de que todo se desbordara. A veces es mejor desbordar lágrima por lágrima, a cuenta gotas, que el desastre que pudo haber ocasionado los litros de agua corriendo a más kilómetros por hora de los que soy capaz de contar.
Que todo fluya. Como deseo de movimiento, de que nunca te detengas y nunca dejes de caminar, de cambiar, de conocer nuevas cosas, que es otra forma de llamarle al crecimiento personal.
Que todo fluya y nada influya, dirán los alumnos del new age, filosofía zen que dura mientras no salgas de casa, porque espero que en la cama también haya distintas influencias, si son de las mal llamadas, malas, mejor que mejor. Metafísica muy poco aplicada por personas que pretenden influir en los demás a través de esta paradójica frase. Que nada influya. Qué difícil para las personas que estamos vivas y hasta el aire termina influyendo en nuestros pulmones.
Supongo que nadie ha pensado que la frase puede ser uno de los mejores ejemplos para definir lo que es un oxímoron. Te estás tardando Wikipedia.
En una de esas lo que pasa es que soy muy tonto y no logro entender el verdadero y profundo significado de la frase, perfecta candidata para un tatuaje en las costillas. Igual y es eso.
Pero mientras, déjame cambiarte el buen deseo envuelto en contradicción. Permíteme desearte que todo influya -como ya lo hace- que influya, pero sobre todo, que lo notes, que te des cuenta de las cosas que logran influir en ti y la manera en la que lo hacen, porque así, cuando eres consiente de todo o de casi todo, es cuando puedes vivir y vibrar con las cosas, cuando puedes disfrutar y sacar provecho hasta de lo que en su momento te pareció malo. Porque eso sí, no te olvides que todo suma.
Que esa meditación que haces todos los días, influya en ti de la mejor manera posible y que elimines esa frase como mantra que te repites diario, porque efectivamente, todo influye. Si no, para qué harías las cosas. Incluida tu meditación.
Que todo fluya y que tú influyas. Porque también en algún momento, sin querer o con toda la intensión, has logrado influir en los demás, así que ojo con el ejemplo que vas dando, sobre todo cuando eres más tú y menos pose.
Deseo también que dejes de adoptar frases sin preguntarte qué quieren decir, palabra por palabra. Deseo que no haya sido demasiado tarde y ya te la hayas tatuado. Deseo que te cuestiones todo, sobre todo lo que no sientas en las entrañas, lo que no te haya dictado la intuición.
Ojalá -en la medida de lo posible- tú decidas lo que influye en tu vida. Porque una cosa es que todo influya y otra que te dediques a flotar y a dejarte llevar por la corriente sin decidir nada, ni caminos, ni cause, ni velocidad. Por eso, ojalá que tú decidas lo que influye en ti y la manera en la que lo hace.
Ojalá dejes que más cosas influyan. A conciencia.
Ojalá sepas cambiar de cause cuando sea necesario. O cuando las cosas influyan para que así pase.
Ojalá que fluya lo que tenga que fluir y que influya lo que te de la gana.