Las medidas de tiempo no son más que eso, envases que sirven para marcar un principio y un final. Frascos marcados con un plumón, que contienen momentos. Pretextos para celebrar aniversarios, motivos para reclamar el haber olvidado una fecha o cuánto llevamos metidos en esto.
Un año dura doce meses. Un mes, treinta días en promedio. Una hora sesenta minutos y un minuto sesenta segundos. Supongo que todos estamos en lo mismo, y para entender la relatividad del tiempo, habrá que escuchar a nuestro actual presidente en su informe cotidiano. Duran aproximadamente dos horas de ciento cuarenta minutos cada una. Horas que se vuelven eternas.
Eternas.
Cuánto dura la eternidad. Cuál es su medida. Qué es lo que envasa.
La eternidad es un espacio de tiempo excesivamente prolongado, dice la RAE. Y lo que para mí es excesivamente prolongado para otros no lo es tanto, sino, que le pregunten a una que otra ex novia.
Hay dolores de cuarenta minutos tan intensos que parecen durar una eternidad. No es para tanto, dirán los que no lo padecen. Qué pesadilla, dicen los que lo han vivido.
Lo mismo pasa con el amor, cuando es intenso, en cualquiera de sus variantes, también termina abrazado por el concepto de eternidad.
El tan famoso y viral concepto de relación tóxica, que tantos memes nos ha regalado, debe durar una eternidad y cuando una relación parece un cuento de hadas, también se mide en eternidad. Aunque al vivirlo no parezca más que un pequeño instante. Hasta que llega su final feliz. Porque invariablemente termina por llegar. Porque todo acaba.
El tiempo de espera cuando una mujer se está arreglando puede parecernos eterno, pero no es nada comparado con el tiempo afuera de un hospital, esperando un diagnóstico o la salida de algún familiar o amigo enfermo. Una espera de cinco minutos, puede ser lo más eterno.
Hay quien pretende definir la eternidad, como algo que no tiene principio ni final, pero supongo que es porque no logramos darnos cuenta, cuando empezó y en algunos casos, tampoco cuando terminó. Si ya lo hizo o si está en el proceso de llegar al final.
Supongo que la eternidad va a ser igual de relativa que el tiempo y que seguiremos sin podérnoslo explicar.
Supongo que lo relativo del tiempo se seguirá definiendo a partir de los ojos que lo miran y lo relativo de lo eterno, de los corazones que lo palpitan.
No es el mismo tiempo el que me llevó escribir este artículo, que para ti el leerlo.
No es lo mismo, vamos a querernos una eternidad, a querernos y que mientras dure sea eterno.
Al final resulta que la eternidad dura lo que tiene que durar. Ni más, ni menos.